Uno de los
criterios para ir a una película o a otra, cuando no hay causa artística de
fuerza mayor, suele ser la hora de la sesión. Pero cuando te das cuenta de que
la sesión de las 22.30h no lleva tráileres y sí la de las 22.20h, el criterio
se desvanece en pro de la apetencia: querer o no querer ver los avances
cinematográficos.
Hechos para animarte a ver una
película y no tanto para informarte sobre ella, los tráileres suelen ser
agradables, suelen ser todos buenos. Cosa que no se puede decir de las
películas. Te instigan con lo mejor. Te insinúan. Te provocan la curiosidad, la
imaginación, pero... también te traicionan. El de ésta peli fue un golpe de efecto para ir a verla.
Prefiero el título original. La
curva tiene más posibilidades de metáfora que el efecto. La curva de la vida,
del trabajo, de la carretera, del amor, del sexo, de la amistad,... todas ellas
explícitas en la película. De hecho, en otros países que emplean el español, la han
titulado Curvas de la vida.
El eterno Clint está ya en las
últimas, también su personaje. Pero sabido es que quien tuvo
retuvo, y éste tuvo, todavía tiene, mucho. Entre ambos se sostiene la trama e interpretación.
Hasta es rescatado como Harry el sucio, atentos a la secuencia: que necesitamos
mostrar al personaje cuando era más joven y en una situación violenta y ya no
vale el maquillaje ni los efectos especiales, pues recurrimos a otro de sus
personajes interpretados por él años atrás. Me pregunto cómo se gestiona esto a
nivel de producción: permisos, derechos, etc.
Sí, también está Timberlake, que
sin pecho que destapar, se entrega a una buena interpretación. No es nada fácil
cuando el público te puede tener encasillado.
En el personaje de Amy Adams podemos ver a la persona que se consagra al trabajo a falta de familia por atender, o eso cree ella. Pero es en la familia donde encuentra quién es y para qué está llamada realmente. Cuidando de su familia encuentra la clave de su existencia.
Estén tranquilos aquellos que piensen que es una película de béisbol. Es uno de los deportes más aburridos de ver, pero no tanto de practicar bajo las indicaciones de Sarmiento en el Chaparral. Así lo sentí en las gradas de los NY Yankees el día que por suerte y paciencia me regalaron unas entradas de una manera un tanto extraña, cosas de La Ciudad. Por eso creo que el aliciente está en saber, cual enciclopedia, datos sobre resultados, carreras y batazos. No tan difíciles de memorizar como sí es darle a una bola curvada. Quizá sea por eso que un golpe de bate pueda ser algo histórico, de ahí que sea algo único cada golpe que se da.
En el personaje de Amy Adams podemos ver a la persona que se consagra al trabajo a falta de familia por atender, o eso cree ella. Pero es en la familia donde encuentra quién es y para qué está llamada realmente. Cuidando de su familia encuentra la clave de su existencia.
Estén tranquilos aquellos que piensen que es una película de béisbol. Es uno de los deportes más aburridos de ver, pero no tanto de practicar bajo las indicaciones de Sarmiento en el Chaparral. Así lo sentí en las gradas de los NY Yankees el día que por suerte y paciencia me regalaron unas entradas de una manera un tanto extraña, cosas de La Ciudad. Por eso creo que el aliciente está en saber, cual enciclopedia, datos sobre resultados, carreras y batazos. No tan difíciles de memorizar como sí es darle a una bola curvada. Quizá sea por eso que un golpe de bate pueda ser algo histórico, de ahí que sea algo único cada golpe que se da.
El montaje recurre, en
ocasiones, a la transición por motivo que tan inteligente y sutilmente resuelve
la continuidad argumentativa. Sigan la bola a este respecto.
No se trata de
una gran película con una gran trama original y curiosa pero sí se constituye
en enseñanza de ciertos valores a través de lo cotidiano. No ocurre nada
espectacular sino que lo espectacular está en los pequeños detalles, en las
pequeñas conclusiones, que sumadas, hacen que salgamos del cine y de la semana
con una agradable satisfacción.
No se puede pretender, como se
pretende, practicar un deporte por el reporte económico o carnal que puedes
conseguir al llegar a ser una estrella. Cuando hacemos de alguna de las
consecuencias de una buena práctica nuestro objetivo, es que hemos perdido el
norte. El objetivo debe ser hacer las cosas bien, y si podemos, divertirnos
mientras que lo hacemos. Deseable sería además que el deporte nos formase,
tanto para la competición como para la vida. En este sentido me quedo con el
mozo repartidor de cacahuetes en las gradas.
El chico no saca buenas notas y
su madre no le deja jugar en un equipo pero él practica en sus ratos libres,
como una diversión, como un juego, como una manera de pasar el tiempo con su
hermano haciendo algo. Apunto a una técnica argumental: la premonición. La
futura estrella le pide una bolsa y éste se la lanza. Uno alardea y otro cumple
con su deber y pide el costo. La cosa queda ahí, pero el espectador atento verá
cómo se resuelve este duelo. Lo mismo pasa en la vida para la persona paciente,
aquello de "arrieritos somos y en el camino nos encontraremos".
También se plantea el tema de la
vocación profesional en cada uno de los personajes. Querer uno desempeñar un
oficio y estar hecho para otro mientras trabaja en medio de ambos. Y hablarlo
con uno, y otro aconsejarte lo contrario mientras sigue corriendo la vida.
Antes de todo esto podemos
observar cómo la sobreprotección tras un descuido puede ser interpretada como
abandono; la obsesión por un ascenso deriva en la desatención del puesto que se
ocupa; la deficiencia de una facultad potencia otra que la complementa; y,
parafraseando a Lucas 16,10, quien cuida los pequeños detalles cuidará los
grandes, o lo que es lo mismo, quien la caga en las pequeñas acciones la cagará
en las grandes, en las grandes pruebas para la vida. Los pequeños detalles
Clint y unos pocos los advierten, los grandes, todos. Y entonces, puede ser demasiado
tarde.
Ojo, princesa.