Pensamientos y reflexiones derivadas de la experiencia de ir al cine y a la vida.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Inception

Lo tengo dicho y ya varias veces escrito. La película es película hasta el final, hasta la última letra de la última línea de los últimos títulos de créditos. Así es y así deber ser, tanto para director como para espectadores.
Yo suelo quedarme al desfile final de letras blancas sobre fondo negro y expongo algunos de los motivos.
Tras casi dos horas de imágenes que nos cuentan algo se hace necesario un tiempo de reflexión, de digestión audiovisual. Un tiempo que nos permita formarnos una opinión argumentada de lo que acabamos de percibir, para luego conversar con los que hemos ido al cine. Un tiempo de “vamos a pensar”.
Motivo dos: como muestra de respeto. En una película curra una variedad enorme de profesionales, y todos han hecho algo que ha terminado saliendo en pantalla, algo que hemos consumido, nos haya gustado más o menos. Qué menos que ofrecer nuestra presencia cuando su nombre sale en pantalla.
El tercer motivo es el que con mayor evidencia viene al caso. Me encantan los directores que guardan un guiño para ese momento final. Un guiño, como el de esta película, que desvela la posible duda planteada en la trama. Ya me pasó con la última de piratas del caribe: quedarme sólo en la sala y disfrutar del apunte con el que se iniciará la siguiente saga. No les voy a contar de qué va ese guiño final. Quien la haya visto que vuelva a verla (no le vendrá mal para aclarar aquellos detalles difusos) y se quede hasta el final. Quien no la haya visto que no se demore y perfile su opinión teniendo en cuenta este ardid.
El resto de la película no les dejará indiferentes. Su visionado asegura un peculiar sueño posterior porque la trama entra de lleno en el mundo de los sueños y por tanto, del subconsciente: la verdadera realidad percibida que ya apuntaban los surrealistas, los cuales, hacían aflorar su escritura desde el mundo de los sueños, del mundo libre de la razón. Aquí los protagonistas utilizan los sueños para vivir y trabajar en ellos. Con sus embrollos incomprensibles, sus efectos anormales y sus coincidencias inesperadas.

Entre nosotros los habrá que apuran horas de sueño para vivir, leer o beber. Yo, qué quieren que les diga. ¿Qué es más real? ¿Aquello que percibimos bajo el filtro del subconsciente o lo que queda libre de éste? En cualquier caso, estoy deseando irme a la cama a dormir, a soñar, pues toda la vida es sueño y los sueños… sueños son. Así que, tal y como está la vida, mejor será vivir y disfrutar los sueños. No se quiten más horas de sueño en desvivir. Vayan al cine o a dormir.
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